Reseñas de libros de la Colección Documentos de Estudios de Ocio

Reseñas de libros de la Colección Documentos de Estudios de Ocio

Cuenca, J. & Ahedo, R. (eds.) (2016). Los efectos sociales del ocio y las industrias creativas y culturales. Una mirada desde diversos ámbitos, colectivos y contextos. Documentos de Estudios de Ocio, núm. 56. Bilbao: Universidad de Deusto.

RESEÑA EXTENSA

Desde hace al menos dos décadas, buena parte de las investigaciones englobadas en los Estudios de Ocio a nivel internacional reconoce en el concepto de experiencia la base teórica privilegiada sobre la cual estudiar el fenómeno del ocio en sus más diversas manifestaciones. Así, en 1998 la prestigiosa revista Journal of Leisure Research dedicaba un número monográfico a la comprensión del ocio como experiencia multi-fase (Stewart, 1998), y ya cuatro años antes Lee, Dattilo y Howard (1994) hablaban del paso de un paradigma objetivo a otro subjetivo y constataban el abundante uso de la expresión “experiencia de ocio” en la bibliografía del momento. En efecto, además de la notable plasticidad del concepto, susceptible de adaptarse a los más diversos usos disciplinares, esta era sin duda la principal ventaja del paradigma experiencial tal y como entonces se anunciaba: su capacidad para enriquecer con aportes subjetivos una tradicional aproximación al fenómeno del ocio que parecía querer limitarlo, para estudiarlo mejor, a las variables objetivas y mensurables del tiempo y la actividad. Fue la Psicología del Ocio (Neulinger, 1974) la disciplina que, tiempo atrás, había operado como punta de lanza de lo subjetivo. Si los enfoques objetivos (o, quizá mejor, objetivistas) eran solidarios de una metodología de raigambre positivista y querencia cuantitativa, la extensión del paradigma de la experiencia permitió que se ensayaran, primero, y se asentaran, después, las

más variadas técnicas cualitativas, auténticas vías de prospección en los significados atribuidos por los sujetos a sus formas de ocio.

Esta aproximación, menos limitada y más dúctil, ha permitido un notable crecimiento transdisciplinar del campo de los Estudios de Ocio en las últimas décadas. Con la perspectiva que otorga el cúmulo de estudios sobre la base de un paradigma ya asentado, cabe preguntarse si no hay ciertos aspectos del fenómeno del ocio que el concepto de experiencia haya contribuido a invisibilizar, siquiera parcialmente. En última instancia, parece difícil negar que la concepción del ocio bajo la especie de la experiencia implica privilegiar cuanto el fenómeno tiene de efímera construcción subjetiva. Aun cuando se enfaticen los indudables condicionantes sociales y políticos de la experiencia, y por más cuidado que se ponga en discernir los perdurables beneficios del ocio en la persona y su comunidad, resulta complicado no situar en el centro mismo de este constructo teórico la unicidad, la irrepetibilidad y el radical anclaje subjetivo de la experiencia de ocio. Después de todo, una experiencia se desarrolla siempre en un marco temporal finito y en referencia a un sujeto determinado.

Quizá para contrarrestar en parte el énfasis que estamos indicando en la vivencia efímera, este paradigma experiencial se ha visto acompañado por una indagación extensa en el ámbito de los beneficios del ocio. Se trataría, en estos estudios, de poner el acento precisamente en aquello que permanece tras la experiencia de ocio: sus efectos positivos sobre la persona y su entorno. Si bien es cierto que los beneficios sociales ocupan un lugar prominente en el seno de las muchas tipologías y taxonomías que han tratado de ordenar este ámbito de estudio, no puede ocultarse la filiación psicológica de esta línea de investigación, que ha tendido a poner el foco principalmente sobre las virtudes que ciertas prácticas de ocio pueden traer aparejadas para el individuo, en su estado emocional y cognitivo, así como en sus relaciones con los demás. Incluso considerando este ámbito de los beneficios del ocio, de notable importancia en la literatura científica, no cabe ocultar que hay ciertos aspectos del fenómeno del ocio cuya presencia en la investigación se ha visto ensombrecida por el predominio del paradigma experiencial, precisamente por compadecerse peor con la condición efímera y subjetiva de la experiencia. Son estos aspectos negligidos de los que se ocupa la presente colección de estudios.

Puede advertirse recientemente un interés creciente por los efectos que tienen diversas prácticas de ocio cultural, deportivo o turístico sobre los tejidos sociales, los contextos geográficos y los circuitos económicos en que se inscriben. Este amplio campo de intereses, en el que confluyen las más diversas disciplinas, no se hallaría quizá demasiado alejado de la indagación en torno a los beneficios del ocio, y, sin embargo, ha ido consolidándose en torno muy distintas opciones terminológicas: se habla de los impactos de las industrias culturales y creativas, de los retornos comunitarios del deporte o de los efectos sociales del turismo o de las artes. La elección de las palabras, nunca inocente, desvela aquí una intención de iluminar aquello que quedaba ensombrecido en el paradigma experiencial. Mientras que beneficio parece remitir a los efectos sobre el sujeto de la reiteración de una experiencia, el retorno o el impacto denotan una voluntad por poner el foco tras la duración de la experiencia y fuera del sujeto en que se ancla. Asistimos a una externalización y espacialización en la búsqueda de los efectos del ocio que no se conciben tanto como transformaciones del individuo, sino como infiltraciones tentaculares de la experiencia en el tejido social circundante. De este modo, la cuestión de los efectos del ocio trae al primer plano toda una serie de interrogantes acerca de las

responsabilidades del turismo, la cultura, el deporte y la recreación en la deriva de nuestras formas de coexistencia.

A tal horizonte de investigación contribuyen los estudios reunidos en este volumen. La selección de textos es el resultado de un riguroso proceso de evaluación ciega por pares, al que fueron sometidos los textos. Las contribuciones que reunían la necesaria calidad científica y se ajustaban a la delimitación temática han sido distribuidas en tres partes, de acuerdo a una estructuración de contenidos que quiere ser sensible a las diversas áreas disciplinares concernidas, los distintos ámbitos del ocio y los variados contextos sociales y geográficos en que se enmarcan los casos de estudio.

La primera parte reúne las reflexiones en torno a los impactos de las industrias creativas y culturales, buscando un equilibro entre los enfoques metodológicos y las aproximaciones de intención más crítica. En su conjunto, se ofrece un estado de la cuestión transdisciplinar, tanto más valioso cuanto el tema de los impactos sociales de la cultura se encuentra en pleno crecimiento a nivel internacional. La segunda parte se ocupa de las huellas de la educación del ocio en diversos colectivos. La intervención educativa no deja de ser una de las principales vías a través de las cuales la experiencia de ocio se asegura una efectividad perdurable en el tejido comunitario y ofrece respuestas específicas a las demandas y preocupaciones sociales. Por último, la tercera parte del volumen engloba diversas aportaciones que indagan en los efectos sociales del deporte, el turismo y las artes, desde una perspectiva radicalmente internacional y transdisciplinar. Para terminar, debe destacarse que los textos de Isabel Verdet y Lora Markova, que abren y cierran el volumen, respectivamente, fueron acreedores ex aequo del premio a la mejor comunicación presentada en el Foro OcioGune 2015; reconocimiento que hace posible el patrocinio del Banco Santander.

By |2016-07-28T19:52:58+00:00July 28th, 2016|Reseñas de libros|0 Comments